CARTAS A MI HIJO FEDERICO
Por Sandra Paul. Pétalos de rosas rojas enmarcan el escenario, en una esquina un escritorio y sobre el respaldo de una silla un saco blanco; en el otro extremo una mecedora y una caja primorosa que contiene las cartas que Vicenta Lorca Romero le escribiera a su hijo Federico García Lorca a lo largo de su corta pero inigualable vida. Ella, con el luto que llevará hasta el fin de sus días, rememora los momentos que compartió con el escritor en un intercambio epistolar entrañable, sus comienzos, el éxito teatral, el reconocimiento del público, sus preocupaciones sociales y políticas, sus viajes, sus deseos. D ialoga con su hijo a través de su poesía, sus cartas y sus recuerdos y lo ve en cada una de sus cosas. Y efectivamente Federico está allí observando y haciendo vibrar a su público que siente la injusticia a la que fue sometido, la crueldad de los poderosos que desbarata vidas. María Marta Guitart, quien entre otras genialidades paseó el arte y la poesía de Lorca en lo