LA CUNA VACÍA
Por Sandra Paul.
Si
tuviera que definir con tres palabras la obra de Omar Pacheco, ellas
serían sin dudas, "poesía", "belleza" y
"magia".
Si
bien la puesta es atemporal, en un espacio que se percibe ilimitado,
y parte de roles simbólicos, resulta inevitable relacionar esas
figuras que emergen de la oscuridad con los fantasmas de nuestro
pasado más doloroso y cuyas heridas no terminarán de cicatrizar
hasta que el último nieto sea recuperado.
El
trabajo de Omar Pacheco es tan preciso y minucioso como el de un
relojero; basado en la experimentación de la energía física; en la
huella pictórica que nos remite a los claroscuros del barroco,
plasmando así la psicología de los personajes de modo tan real como
agudo; y en la impronta cinematográfica, con imágenes que se
repiten en distintos planos, donde podemos percibir la cercanía con
el sufrimiento, el alejamiento de sucesos de los que conocemos sólo
una parte y la metáfora que los títeres, asombrosamente vitales,
representan.
La
búsqueda de una atmósfera onírica es lograda mediante esos
recursos y también por la utilización de diversos elementos, de un
vestuario y una estructura escenográfica específicos,
imprescindibles en este mecanismo de relojería.
La
cuna vacía nos habla de la supresión, la pérdida, la angustia por
la ausencia, desde distintas visiones y sujetos; la de la pareja, el
padre, la madre, la abuela y el poderoso; este último como un maestro de ceremonias siniestro, por momentos lisiado, enmascarado, y siempre
despótico, es el único que tiene voz para imponer su relato.
Otra
voz en off, la de una mujer (Liliana Daunes), es el contrapunto en esta
tragedia sin diálogos, innecesarios ante la manifestación clara y
contundente de los rostros y los cuerpos, y más cuando son presentados como objetos
descartables.
Las
madres son las de todo el mundo, las dadoras de vida que sienten y
muestran el sufrimiento por la injusticia y enfrentan el horror, como seres
universales que son resistencia en su rol fundamental por los
derechos humanos.
La
ritualidad de esta obra estimula los sentidos, recreando
simbólicamente los hechos más aberrantes que pueden atravesar a una
sociedad. Y en este sentido adquieren gran significación la música,
original del bandoneonista Rodolfo Mederos y Gerardo Gardelin, con
arreglos de Colacho
Brizuela y el inigualable canto grabado de Liliana Herrero.
Omar
Pacheco, creador del Teatro Inestable, que hace más de 35 años
viene trabajando en la creación de un método de actuación
diferente al teatro tradicional, sigue fiel a sí mismo y engalanando la cartelera porteña con esta experiencia teatral estrenada hace doce años y que
resulta necesaria para no olvidar y seguir luchando contra ese tenaz
enemigo cuyas máscaras varían según la época.
Apoyemos el teatro independiente que, con el esfuerzo de estos inmensos creadores, nos brinda lo que sin dudas es una verdadera obra de arte.
Ficha técnico
artística:
Idea: Omar Pacheco
Guión: Omar Pacheco
Actúan: Hernan Alegre, Luciana Capriotti, Maria Centurión, Ivana Noel Clará, Betiana
Cueva, Kaio De Almeida, Cintia Gauna, Samanta Iozzo, Valentín
Mederos, Agustina Miguel, Emanuel Pi, Melisa Ribelotta Domecq, Emilia
Romero, Muriel Sago, Zulma Serrano
Participación: Liliana
Herrero
Manipuladores: Ginna
Álvarez, Samanta Iozzo
Voz en Off: Liliana
Daunnes
Diseño de títeres:
Esteban Fernández
Diseño de luces: Omar
Pacheco
Video: Daniel Gómez
Música original: Gerardo
Gardelin, Rodolfo Mederos
Sonido: Ivana Noel Clará
Operación de luces:
María Silvia Facal
Fotografía: Antonio
Fernández
Arreglos musicales:
Colacho Brizuela
Dirección: Omar Pacheco
Web:
http://www.teatroinestable.com
Duración: 55 minutos
LA OTRA ORILLA
Gral Urquiza 124 -
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Reservas: 49575083
Web:
http://www.teatroinestable.com/
Entrada: $ 300,00 / $
200,00 - Viernes - 21:00 hs
Comentarios
Publicar un comentario
Nos interesa tu opinión de nuestra recomendación. Podés hacer aquí tu comentario